martes, 13 de enero de 2009

Rio de Janeiro, Brasil

La firma brasileña Tessuti viajó hasta Rusia para buscar a una mujer delicada, salida del ballet del Bolshoi, pero con fuerza y coraje plasmados en un estilo sobrio y ceniciento, aunque con la elegancia del color negro presente en todos los diseños de esta marca, cuya cara visible fue la modelo brasileña Isabeli Fontana.

"La mujer tiene un lado fuerte y uno frágil, es dedicada y disciplinada como una bailarina y tiene la delicadeza de una rosa", explicó la diseñadora Roberta Vairolatti, en un vídeo en el que introdujo y explicó el desfile.

Tessuti vistió a sus modelos con ropas de corte limpio y sencillo, con escasos complementos, entre los que destacaban cinturones anchos de tela y cintas de pelo, además de minúsculos bolsos y ocasionales lazos de dimensiones exageradas, siempre en el mismo y constante color negro, que transmitía cierto tono sombrío.

En unas escasas piezas se abrió un espacio a un intenso y resplandeciente rojo rubí, que contrastaba con fuerza sobre el tono luctuoso, mezcla con la que la firma quiso homenajear al estilista italiano Valentino, en palabras de la diseñadora.

Las telas ligeras con transparencias contrarrestaron con los pesados chaquetones de cuello cerrado, que se prolongaban hasta el suelo, y con los largos guantes de seda que prometen proteger del frío hasta el nivel de las axilas.

En un desfile anterior, la brasileña Koolture dibujó una mujer sofisticada y atrevida, con un toque de la cultura pop, con diseños en los que predominaban las telas pesadas y tonos oscuros, en los que abundaban los grises, los tostados y gamas de rojo oscuro.

Koolture también presentó algunas piezas más leves y vaporosas, hechas de malla de bambú y lino, y bañadas con tonalidades más vivas, que transmitían las preocupaciones por "un consumo ecológicamente correcto", en palabras de la diseñadora Daniella Connolly.

La firma Filhas de Gaia vio el invierno de 2009 a través de una vidriera de colores, que produjo un resultado fragmentado y colorista, que podría recordar a un "collage" asimétrico, lleno de recortes y de piezas en altos contraste, que dejan un sabor a la psicodelia de los años setenta.

Mangas largas se oponían a generosos escotes de corte recto, mientras que las chaquetas toreras resaltaban sobre atrevidas minifaldas acampanadas o vestidos ajustados de plásticos tejidos arrugados, siempre de un corte urbano, en línea con el escenario del desfile, una pasarela de cemento.

Filhas da Gaia también apostó por materias primas inusitadas, como el terciopelo estirado, que confería un aspecto turbio a los estampados, además de otros tejidos tecnológicos.

La decimocuarta semana de la moda de Río, que comenzó el pasado domingo, se prolongará hasta el próximo viernes, con un tema común, la inspiración en el barrio carioca de Lapa, un reducto bohemio que se ha plasmado en el espíritu urbano de muchos desfiles.